Este es el blog oficial de la Teteada Masiva organizada en Buenos Aires por mamás autoconvocadas, con motivo de celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2013. Encontrarás fotos de la Teteada e información útil sobre lactancia.

sábado, 3 de agosto de 2013

Leche materna, la opción biológica. ¿Y en qué se compara a la leche de vaca?

Los componentes de la leche varían cuantitativamente de una especie a otra,
dependiendo de las necesidades nutricionales y de la duración del período de lactancia
como forma básica de alimentación. Sin embargo, los tipos de moléculas y el mecanismo
de secreción de los elementos son más constantes en todas las especies.
 Diferencias más importantes entre la leche humana y la de vaca
 Las proteínas y aminoácidos son específicos para cada especie, tanto las del suero
como las de la porción proteica no líquida (caseína).
 Además de la menor cantidad de caseína, la leche humana forma micelas pequeñas y
blandas en el estómago. Esto determina que el tiempo de vaciamiento gástrico sea mucho más
rápido, aproximadamente 1,5 h.
 En la leche de vaca, la porción caseína de las proteínas es más abundante que las
proteínas del suero. Esto hace que la leche de vaca forme en el estómago del niño coágulos más grandes y de difícil digestión; permanecen en él un mayor tiempo y por lo tanto se vacían
más lentamente, demorándose aproximadamente 4 horas.
 La lactosa y otros oligosacáridos se encuentran en pequeña cantidad en la leche de
vaca.
 La osmolaridad de la leche de vaca (350 mosm) es significativamente mayor que la de
la leche humana (286 mosm). En el niño que la ingiere genera una mayor carga renal en un
período de la vida en que la función renal es inmadura (Fomon & Filer, 1974). La baja
osmolaridad de la leche materna determina que el niño amamantado no necesite una ingesta
suplementaria de agua, en cambio el niño alimentado con leche de vaca debe recibir agua
como complemento de su dieta.
 El contenido total de proteínas en la leche humana es de 0,9 g/100ml, lo que cubre los
requerimientos del lactante sin producirle una sobrecarga renal de nitrógeno. En la leche de
vaca el contenido de proteínas es superior, 3,1g/100ml.
 La leche humana tiene mayor cantidad de nitrógeno no proteico que la leche de vaca.
Este nitrógeno no puede ser procesado en presencia de glicina, un aminoácido que está
presente en la leche de vaca. Al suplementar la leche materna con leche de vaca, se interfiere
este delicado mecanismo de transformación del nitrógeno no proteico en proteínas.
 La alfa-lactoalbúmina es la proteína del suero más abundante en la leche humana; en la
leche de vaca sólo se encuentra en trazas.
 La beta-lactoglobulina, proteína más abundante en la leche de vaca, ha demostrado
tener un gran potencial alergeno para el niño.
 La lactoferrina constituye el 26% de las proteínas del suero de la leche humana y su
concentración varía según la edad del niño y sus requerimientos de ésta. El contenido de
lactoferrina en la leche de vaca es mínimo.
 La lisozima, que en la leche humana constituye el 8% de las proteínas del suero, en la
leche de vaca sólo se encuentra en trazas.
 La taurina, aminoácido esencial para el prematuro, no está presente en la leche de
vaca, pero se adiciona a algunas fórmulas para lactantes.
 La fenilalanina y la tirosina se encuentran en pequeña cantidad en la leche humana,
mientras que en la leche de vaca se encuentran en mayor concentración. El recién nacido no
dispone de las enzimas suficientes para una adecuada metabolización de estos aminoácidos,
los que si se acumulan pueden llegar a ser tóxicos.
 La cistina-metionina están en relación 2:1 en la leche humana, semejante a las
proteínas de los vegetales. La leche de vaca contiene alta concentración de metionina y muy
baja de cistina. La metionina puede ser tóxica para el niño. El niño de pretérmino carece de la enzima que transforma la metionina en cistina, por lo que es importante que en la leche
materna se encuentre disponible como cistina. (Akre, 1989).
 La leche de vaca tiene mayores concentraciones de ácidos grasos de cadena corta y
mediana y más cantidad de la porción caseína que de lactoalbúmina. Esta combinación la hace
ser difícil de digerir por el lactante, por lo que el vaciamiento gástrico es significativamente
más prolongado en un niño que recibe leche de vaca que el que recibe leche materna (4 horas
vs.1 hora).
 La leche materna contiene más de 70 diferentes ácidos grasos poli-insaturados de
cadena larga, de gran importancia para el desarrollo del sistema nervioso, actualmente se
adicionas algunos de ellos a ciertas fórmulas para lactantes. La leche de vaca tiene escasa
cantidad de ácidos grasos escenciales, linoleico y linolénico.
 La grasa de la leche materna es absorbida más eficientemente que la grasa de la leche
de vaca debido a que las micelas que la constituyen son más pequeñas y a la lipasa, presente
en la leche humana, que se activa en presencia de sales biliares, mecanismo que facilita la
digestión de las grasas en el recién nacido, cuyas enzimas pancreáticas no están plenamente
desarrolladas (Hammosh, 1988).
 La lipasa no se encuentra en la leche de vaca y la lactasa está en menor cantidad y es
inactivada al procesar la leche.
 Los minerales están en distinta proporción y osmolaridad en la leche de vaca y
humana. Son más concentrados en la de vaca, lo que significa un riesgo de sobrecarga renal al
recién nacido.
 Los niveles de calcio-fósforo son más bajos en la leche humana, pero la relación
calcio-fósforo es mayor (2:4) que en la leche de vaca (1:3) lo que determina que los niveles
plasmáticos de calcio en los recién nacidos amamantados sean mayores y quienes se alimentan
con leche de vaca tengan riesgo de presentar hipocalcemia.
 El contenido de hierro de la leche materna es variable (10 a 160 ug/100ml) y en la
leche de vaca es de 70ug/100ml. El hierro de la leche humana se absorbe mejor que el de la
leche de vaca o de las fórmulas enriquecidas con hierro. Esto determina que la anemia sea
mucho menor en los niños amamantados, incluso con lactancia exclusiva por 6 meses (Siimes
M. A., 1984). Por otra parte la leche de vaca puede producir microhemorragias en el tubo
digestivo del lactante, condicionando una pérdida adicional de hierro (Juez, 1989).
 La leche de vaca contiene demasiado sodio y puede provocar hipernatremia si no se
modifica para darla al lactante.
 Las vitamina A como beta-caroteno no existe y la vitamina E es escasa en la leche de
vaca.  La IgA es la principal inmunoglobulina de la leche humana y su concentración alcanza
de 100 a 140mg/100ml. La leche de vaca fresca contiene 3mg/100ml de IgA (Butte y col,
1984)
 Los componentes bioactivos específicos de la leche humana como moduladores de
crecimiento, enzimas, hormonas y células (leucocitos) no se encuentran en la leche de vaca ni
en las fórmulas lácteas procesadas.


DESVENTAJAS Y RIESGOS DE LA ALIMENTACION CON FORMULA

 A pesar de que al conocer las ventajas de la lactancia natural se deducen las
desventajas de la alimentación artificial, se mencionan en forma ordenada para destacar
aún más la inconveniencia de recurrir a ella para la alimentación del niño sano menor de
6 meses.
Nutrición
 Ya sabemos que hay importantes diferencias entre la leche materna y la de fórmula,
tanto en la cantidad como en la calidad de sus macro y micronutrientes que el niño recibe.
Difícil digestión
 La leche de vaca no contiene lipasa, enzima necesaria para metabolizar y digerir las
grasas.
 La mayor cantidad de caseína en la leche de vaca forma flóculos gruesos de difícil
absorción.
 La mayor concentración de sus nutrientes produce estreñimiento y sobrecarga renal.
Preparación
 Muchas veces las instrucciones de preparación impresas en los envases son difíciles de
leer y entender. La madre puede no considerar la importancia de la concentración que debe
tener el alimento (relación polvo-agua), por lo que la preparación de la fórmula resulta
inadecuada. Si se agrega mucho polvo, el preparado tendrá mayor concentración de nutrientes,
lo que puede provocar diarrea, deshidratación y mayor carga renal. Si se agrega menos polvo,
con el fin de ahorrar alimento, el niño no recibe suficiente aporte de nutrientes ni calorías,
causando desnutrición.
 La leche necesita ser preparada con agua potable, ojalá hervida, lo que no siempre es
posible.
Contaminación
 Hay muchos riesgos de contaminar los alimentos, y más aún si no se toman las
precauciones pertinentes: - Manipulación de los alimentos con las manos sucias
- Mal lavado de los utensilios usados
- Secado de manos o utensilios con paños sucios o contaminados
- Uso de agua contaminada
- Transporte de gérmenes por moscas y otros vectores
- Descomposición fácil de la leche al quedar en el medio ambiente, sin refrigerar
- Fácil cultivo de gérmenes en chupetes de goma y mamaderas. Dificultad para lavarlos
bien.
Incapacidad inmunológica
 En la leche procesada (hervida, evaporada) se destruyen sus elementos bioactivos y
desde el punto de vista inmunológico, las leches de fórmula pueden considerarse inertes. Los
niños alimentados con mamadera enferman con mayor frecuencia de diarreas, enfermedades
respiratorias, otitis y alergias.
Capacidad alergénica
 Las proteínas y otras sustancias extrañas al metabolismo del niño, pueden actuar como
potentes alergenos y sensibilizar al niño para toda la vida.
Recuperación de la fertilidad y mayor riesgo de un nuevo embarazo
 Al tener la alternativa de dar al niño alimentación artificial, la madre deja muy pronto
de lactar en forma exclusiva, recupera su fertilidad, y si no toma las precauciones para el
control de la natalidad, estará en permanente riesgo de un nuevo embarazo.
Desconfianza en la capacidad de lactar
 El dar mamadera o un chupete al niño para calmar su hambre o su necesidad de
chupar, reduce la producción de leche en la madre por falta de estímulo del pezón. La
disminución visible de la leche le produce ansiedad y le crea desconfianza en su capacidad de
amamantar.
Riesgo psico-social emocional
 La alimentación con mamadera suele ser bastante impersonal, ya que la puede dar
cualquier persona, o incluso dejar la mamadera apoyada en una almohada para que el mismo
niño lo tome. Puede producir insatisfacción psico-emocional y alterar los patrones de
interacción social.
Mayor costo
 Alimentar a un niño con fórmula tiene un alto costo, no sólo por el elevado valor de las
fórmulas, sino por la cantidad de implementos y tiempo que se requieren para su preparación
adecuada. Es necesario sumar a lo anterior el alto costo de las enfermedades del niño en consultas y medicamentos, exámenes de laboratorio, deterioro del crecimiento y desarrollo,
ausentismo labor al de la madre, etc.

 RIESGOS DE USAR MAMADERA
 Ninguna mamadera se asemeja a la forma, consistencia, textura, temperatura y
funcionalidad del pecho materno.
 El uso de mamadera en el lactante menor puede provocar una serie de alteraciones en
el área máxilo-facial y oro-faríngea:
Alteración funcional de la succión-deglución-respiración
 El niño que se alimenta con mamadera debe improvisar patrones funcionales de
succión-deglución-respiración para dosificar el contenido extraído y deglutirlo sin atragantarse
(disfunción motora oral).
Riesgo de aspiración de alimentos. Apneas prolongadas
 La desorganización neuromuscular de la succión-deglución-respiración puede ser la
causa de regurgitación y aspiración del alimento y de los episodios de apneas prolongadas que
se producen en los niños alimentados con mamadera. Se ha pensado que ésta también podría
ser una de las causas de muerte súbita en los lactantes.
Interferencia en la maduración de futuras funciones bucales
 Un patrón funcional básico alterado genera una distorsión de las futuras funciones,
manifestada como deglución atípica, respiración bucal, disfunción masticatoria, dificultades
en la fonoarticulación del lenguaje, alteración de la postura corporal, etc.
Congestión del sistema adenoídeo
 El sistema adenoídeo de la retrofaringe, compuesto por múltiples ganglios y vasos
linfáticos, se congestiona fácilmente cuando el niño tiene una función de succión-deglución
anormal.
Riesgos de otitis y enfermedades respiratorias
 La congestión del sistema adenoídeo involucra una congestión de la mucosa
respiratoria y de la Trompa de Eustaquio. La diferencia de temperatura en más o menos grados
que la leche materna, y el azúcar agregada a la mamadera también pueden causar congestión
de las mucosas.
 Las mucosas respiratorias y la Trompa de Eustaquio congestionadas se hacen
insuficientes y por lo tanto vulnerables a la infección, siendo ésta una de las causas de
frecuentes enfermedades respiratorias, alergias y otitis media en los lactantes alimentados con
mamadera. Hábito de respiración bucal
 Episodios de congestión de la mucosa respiratoria y del sistema adenoídeo obligan al
niño a buscar la alternativa de la respiración bucal para ingresar el aire necesario a sus
pulmones. Si estos episodios son frecuentes o prolongados, el niño adquiere el hábito de
respiración bucal, con todas las consecuencias que ello acarrea: falta de ventilación adecuada,
infecciones respiratorias recurrentes, hipoacusia, alteración desarrollo torácico y de la postura
corporal, alteraciones del desarrollo máxilo-facial, facciones típicas alargadas y con la boca
abierta, etc.
Alteración de la postura cérvico-craneal y del eje vertical del cuerpo
 La disfunción linguo-mandibular producida por una función alterada de la succióndeglución-respiración, produce una mala posición compensatoria de la cabeza y el cuello con
respecto a la cintura escapular y el eje vertical del cuerpo.
Alteraciones del desarrollo máxilo-dentario
 El buen desarrollo de los maxilares y de la oclusión o mordida, dependen en gran
medida del equilibrio de las fuerzas de presión-tracción que ejercen los músculos sobre las
estructuras óseas con las que se relacionan. Cuando el niño usa una mamadera inadecuado no
hace fuerza de vacío succional, de gran importancia para el equilibrio de las presionestracciones musculares internas (de la lengua y velo del paladar) y externas (labios y mejillas).
Mayor riesgo de caries
 El azúcar o los alimentos azucarados agregados a la leche de la mamadera son la causa
del gran número de caries que presentan los niños alimentados artificialmente.
Creación de hábitos disfuncionales de succión
 La prolongación de la succión, ya sea de chupete o mamadera, más allá del tiempo
para el cual está programada como función básica, crea en el niño una dependencia,
transformándose en hábitos disfuncionales que alteran en menor o mayor grado el desarrollo
morfofuncional de los complejos orofaríngeo y dento-máxilo-facial.

FUENTE: http://www.unicef.cl/lactancia/docs/mod01/Mod%201beneficios%20manual.pdf

ATENCIÓN: En este blog celebramos la lactancia materna y damos información para propiciarla, difundirla y apoyarla. De ninguna manera eso se debe traducir como una crítica u ofensa a las madres que no amamantaron o amamantan a sus hijos. Las comparaciones y riesgos entre la leche materna y la leche de vaca maternizada son datos científicos.

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